Generalmente puedes encontrar dos tipos de perro, los que caminan con correa de manera natural y los que se jalonean para ir a donde quieren. Si quieres que tu perro pertenezca al primer grupo, además de entrenamiento, te recomendamos usar un arnés en lugar de una correa simple.
Arnés vs correa simple
- Más control al dueño
Esto es especialmente importante si tienes un perro de raza grande y fuerte. Los animales, por muy entrenados que estén, se guían por su instinto. Así, pueden ser impredecibles y se pueden jalonear si perciben un olor o estímulo que los atraiga.
El collar puede aflojarse fácilmente. Asimismo, tiene poca superficie de contacto, por lo tanto, la fuerza del perro es menos controlable para su dueño. En cambio, el arnés distribuye la fuerza con que el perro se mueve. De esta manera, el dueño tiene más control. Además, el arnés transmite las fuerzas al pecho del perro, no solo a su cuello. Así, el perro no tiene dolores musculares o problemas en el cuello.
- Entrenamiento para obedecer
Aparte de poder lastimarse, las correas tradicionales permiten que el perro se mueva un poco hacia adelante. Con un arnés, el perro queda completamente inmovilizado y no podrá seguir caminando. Así, aprende más rápido que no se debe dar jalones.
- Lesiones
Dependiendo de qué tan fuerte sea el perro y su tamaño, la presión y tensión que ejerce en su cuello con una correa tradicional lo puede lastimar. Esto es un aspecto muy importante para las razas más pequeñas pues sus huesos son más frágiles y se pueden hasta fracturar. Con un arnés, el peso se distribuye en el pecho y la espalda, lo que los mantiene seguros.
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