El entrenamiento para las mascotas es un aspecto fundamental para poder convivir sanamente con ellas dentro del hogar. En cuanto a animales pequeños como hámster, tortugas, o aves, este tema no es tan relevante, pues permanecen dentro de hábitats o peceras. Sin embargo, para las mascotas más populares, perros y gatos, la historia es muy diferente. Es bien sabido que estas mascotas son muy opuestas en cuanto a cuidados y personalidad. Por lo tanto, la idea de que el proceso de entrenamiento gatuno y perruno es similar, es errónea.
Por otro lado, existe el mito de que –los gatos aprenden solos– o que –no necesitan entrenamiento–. Para evitar caer en falsas ideas, a continuación presentamos:
Mitos y realidades del entrenamiento gatuno
1. Los gatos aprenden a hacer trucos como los perros.
Si eres de las personas que tienen la idea de enseñarle a hacer trucos y gracias a su gato, tenemos malas noticias. Por su personalidad, los gatos no están acostumbrados a recibir caricias o premios a cambio de trucos. Por tanto, no es común que un gato responda a los comandos “sentado”, “vuelta”, “acostado”, por ejemplo.
2. Los gatos están acostumbrados a hacer lo que quieren.
El hecho de que los gatos no sigan comandos como los perros, no quiere decir que no se les pueda enseñar que hay determinadas acciones que están prohibidas. Por ejemplo, a pesar de que los mininos acostumbran trepar todos los muebles, es posible enseñarles que algunos de ellos, como la mesa, estantes para alimentos, etcétera, están prohibidos. Para ello es necesario mostrar firmeza en el tono de voz y bajarlos, de tal manera que asimilen que es un regaño y no juego. Otro consejo útil en este sentido es limitar su espacio dentro de casa, para que aprenda que no todo el espacio es su territorio y que hay límites.
3. Los gatos arañan y muerden porque es su instinto.
La realidad es que, en muchos casos, estas acciones son en tono de juego y el dueño las fomenta. Por tanto, es posible establecer que esas acciones no son correctas y no están permitidas. Para ello es necesario ser firme con los mininos desde pequeños y evitar el contacto cuando realicen estas acciones. En este punto es necesario encontrar un equilibrio, pues si nunca se tiene contacto físico con el gato, es posible que nunca se deje acariciar o manipular y se vuelva aún más huraño. La clave está en la repetición, es decir, alejarse del gato en cuanto empiece a morder, pero continuar intentando acariciarlo hasta que se muestre tranquilo.
4. Rociar con cítricos y vinagre para que deje de rasgar.
Uno de los principales conflictos con los gatos es que están acostumbrados a rasgar para afilar sus uñas por instinto natural. Uno de los remedios caseros para evitar que hagan esto en paredes, muebles o plantas es rociar estas zonas con jugos cítricos o vinagre. Si bien estas sustancias efectivamente son irritantes para los gatos, en la mayoría de los casos esta técnica no es efectiva. Definitivamente el mejor método para evitar daños es proporcionar un rascador y rotarlo únicamente en las zonas de la casa en las que el gato puede estar. Por ningún motivo se debe esconder o colocar en habitaciones o zonas prohibidas para el gato.
5. Los gatos aprenden dónde hacer del baño solos.
Si bien es más sencillo lograr que un gato haga sus necesidades en el lugar indicado, no aprenden solos por arte de magia. Definitivamente es recomendable adquirir un arenero y ubicarlo en un sitio fijo en casa. Este sitio debe ser de fácil acceso para el gato de tal modo que no busque alternativas, como tierra de macetas, o inclusive en el exterior.
Ahora que conoces un poco más sobre el entrenamiento gatuno, es momento de que eduques a tu gato con paciencia y cariño, para que así ambos puedan disfrutar su espacio y convivencia.